Hoy os presentamos la emocionante historia del chocolate Taucherli, donde aprenderás que una visión es crear a partir de los sueños y que con pasión todo es posible.
Todo comienza de la mano de un constructor suizo llamado Kay Keusen, que después de varios años trabajando en el sector de la construcción, se dio cuenta de que realmente su objetivo en la vida era hacer algo relacionado con la comida y su verdadera pasión: el chocolate. Esta iniciativa, le hizo tomar las riendas del asunto cuando en 2015, la marca Tourcherli, que ya existía con anterioridad, quebró. En ese momento, Keusen visitó el pequeño garaje donde realizaban chocolate fundido en el centro de Zürich, y al ver la pequeña máquina templadora que había en ese garaje, algo en su corazón le dijo que debía dedicarse al mundo del chocolate y comprar ese local.
Accidentalmente, se enteró del movimiento ‘’bean to bar’’ y ahí fue cuando tuvo claro que quería convertirse en un chocolatero y no solo fundir chocolate. En Suiza muchos chocolateros no producen su propio chocolate, así que empezó a hacerlo, pero sin dejar atrás, la esencia de lo que era Taucherli. De este modo, a parte de crear sus propias tabletas, continúan haciendo chocolate fundido.
La ambición de Kay Keusen con la producción de tabletas de Taucherli era reinventar lo que significa ser un chocolatero suizo, y que los clientes pudieran descubrir el auténtico sabor de los granos del cacao.
Entre sus tabletas y chocolates fundidos, nos gustaría mostrar la tableta 77% de chocolate negro floral. Crujiente y cremoso. Taucherli elabora su chocolate para que sea increíblemente cremoso, sin añadir demasiada manteca de cacao. Es orgánico y su procedencia es sostenible.
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